Una guía cálida para familias, cuidadores y docentes que acompañan a personas neurodivergentes.
En este espacio queremos hablarte de algo muy importante, que muchas veces suena complicado, pero que en realidad es un derecho claro y necesario: el PIAR, o Plan Individual de Ajustes Razonables.
Sabemos que ser madre, padre o cuidador de un niño, niña o adolescente neurodivergente puede ser un camino lleno de amor, pero también de incertidumbre, dudas y a veces puertas cerradas. Por eso, desde la Fundación Escucharnos Para Sanar creamos este blog: para que tengas una guía sencilla, confiable y cercana sobre el PIAR, y sepas cómo acompañar y exigir lo que por ley le corresponde a tu hijo o hija en el sistema educativo.
Aquí no te vamos a hablar en términos técnicos ni con palabras enredadas. Queremos que entiendas todo desde el corazón y desde tus derechos.
¿Qué es el PIAR?
El PIAR es un plan personalizado que las instituciones educativas deben construir para que cada estudiante que lo necesite —como los niños, niñas y adolescentes neurodivergentes— pueda aprender, participar y desarrollarse como cualquier otro.
No es un favor.
No es un “acomodo” especial.
Es un derecho. Y está respaldado por la ley.
¿Para qué sirve el PIAR?
El PIAR sirve para que el entorno escolar se adapte al estudiante, y no al revés. Porque todos los niños tienen derecho a aprender en condiciones justas y dignas, y eso no siempre se logra con un solo modelo de enseñanza.
El PIAR puede incluir cosas como:
Cambios en la forma de evaluar.
Apoyos en el aula.
Flexibilidad en las tareas.
Acompañamiento adicional.
Espacios seguros para regularse emocionalmente.
Cada PIAR es único, porque cada estudiante también lo es.
¿Quién lo hace?
El PIAR debe ser construido con la participación de la familia, el equipo educativo (docente, orientador/a) y otros profesionales que acompañen al estudiante.
Tú, como madre, padre o cuidador, tienes derecho a estar presente y a dar tu voz en ese proceso.
¿Y si el colegio no lo hace o no lo cumple?
También hablaremos de eso. Te enseñaremos cómo actuar, a quién acudir y qué herramientas usar para que no te sientas sola o solo. Porque cuando un PIAR no se cumple, se está vulnerando un derecho, y existen caminos legales para exigirlo con respeto, firmeza y conocimiento.
Este blog es para ti.
Para que comprendas.
Para que te fortalezcas.
Para que no tengas miedo de preguntar, exigir o acompañar con dignidad.
Aquí vas a encontrar:
Explicaciones sencillas.
Modelos de documentos.
Historias reales.
Y sobre todo, un espacio que te acompaña.
Fabián y el PIAR que nunca llegó: una historia que nos llama a la acción
Fabián (nombre cambiado para proteger su identidad) es un niño de apenas 6 años. Como muchos otros en su etapa escolar, Fabián ama explorar, moverse, imaginar. Fue diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una forma de neurodivergencia que no lo define, pero sí requiere que los adultos a su alrededor lo comprendan y acompañen con herramientas adecuadas.
Lamentablemente, la experiencia escolar de Fabián estuvo marcada por el desconocimiento y la negligencia. En lugar de encontrar un entorno seguro y amoroso, fue víctima de maltrato por parte de la docente a cargo. La institución educativa, lejos de actuar como garante de sus derechos, lo revictimizó al no protegerlo y forzar a su madre, Leonela, a aceptar un manual de convivencia rígido, que ignora las necesidades y derechos de los niños neurodivergentes.
La situación se agravó cuando Leonela acudió a la Secretaría de Educación en busca de apoyo. En vez de escucharla y actuar con enfoque diferencial, la entidad terminó responsabilizándola a ella y a su hijo, desestimando por completo la urgencia de implementar un Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR).
El PIAR no es un favor ni una concesión especial: es un derecho. Es una herramienta que permite que niños como Fabián puedan aprender y participar en condiciones justas, considerando su forma particular de procesar el mundo. Su objetivo no es «acomodar» al niño al sistema, sino adaptar el entorno para que el niño pueda desplegar su potencial sin ser castigado por su diferencia.
¿Qué habría pasado si Fabián hubiera contado con un PIAR desde el inicio?
Su maestra habría recibido formación sobre TDAH. Se habrían definido estrategias específicas para acompañarlo en momentos de agitación o dificultad. El equipo docente habría trabajado en red con su familia y, sobre todo, el colegio habría fortalecido su capacidad de inclusión, respetando el derecho de Fabián a ser niño, a aprender y a sentirse seguro.
Historias como la de Fabián no deberían repetirse. Y no se repetirán si desde las instituciones educativas se comprenden y aplican correctamente los principios de inclusión y los marcos normativos existentes.
Desde la Fundación Escucharnos Para Sanar, hacemos un llamado urgente a las escuelas, docentes y entes gubernamentales: el PIAR no es solo un documento, es una puerta a la dignidad y al bienestar de nuestros niños y niñas neurodivergentes.
Fabián sigue adelante con la fuerza que caracteriza a muchos niños neurodivergentes, pero su historia nos recuerda que aún tenemos mucho por transformar. Porque cuando un sistema no se adapta, es el niño quien paga el precio. Y eso no es justo, ni legal, ni humano.
Porque cuando protegemos a un niño, transformamos una comunidad. Y cuando aplicamos el PIAR, abrimos caminos hacia una verdadera inclusión.
Bienvenidas y bienvenidos a esta comunidad que defiende el derecho a aprender desde la diferencia.